viernes, 7 de enero de 2011

Said Mohamed Fadel






Para los fotoperiodistas muchos de nuestros personajes son gente anónima, sin nombre. Solo son una cara más, algunas veces la realidad sufriente de un conflicto enquistado. En el reportaje que estamos realizando en el Centro Mártir El Sherif, hemos intentado no solo salvar unas caras del olvido, sino conocer la historia de unas personas que tienen un nombre, aunque casi siempre no es tenído en cuenta.

Hace tres años tuve que realizar un reportaje fotográfico y escrito para zazpika, el suplemento del diario Gara, a Jon sobrino, jesuita y una de las grandes referencias de la teología de la liberación, en su despacho de la Universidad Centroamericana del Salvador. Entre las muchas afirmaciones que me hicieron pensar, recuerdo muy bien una sobre la indignidad. Yo no soy creyente, pero sus palabras me conmovieron:

A mi me parece que una de las lacras de la humanidad de hoy en día es no sólo la pobreza, sino la indignidad a laque se somete a inmensas mayorías. Por decirlo en una palabra, la mayoría de la humanidad no tiene nombre. Y suelo añadir que ni siquiera tiene calendario. El 11-S todo el mundo sabe que pasó. Lo mismo ocurre en el Estado español con el 11-M. ¿Y el 7-O?¿Conoce la gente que el 7 de Octubre de 2001, tres semanas después del atentado de las torres gemelas, prácticamente todas las democracias fueron a bombardear Afganistán?. Malo fue el bombardeo y la gente que murió, pero en el mundo de la abundancia, con tantos conocimientos a su alcance, la gente no sabe ni está muy interesada en saber donde queda, cuantos habitantes tiene...Por no tener, en Afganistán no tienen ni calendario. El 7-O no existe. Y creo que tampoco existe el 20-M, día de Marzo de 2003 que invadieron Irak. En cambio, para Jesús, los pobres, enfermos y marginados tenían dignidad. Tenían nombre."

Said Mohamed Fadel tiene 58 años. Cuando tenía 28 una mina antitanque lo dejó prácticamente inmóvil. Era el año 1982 cuando su vida cambió para siempre.

3 comentarios:

Agustín Rueda dijo...

Es bueno ponerle nombre de vez en cuando para sentirlo cerca, como en estas imágenes, que consiguen que casi este dentro. Si no tienes piel de cocodrilo y las miras, tienes que detenerte a pensar, a respirar.
Eso tiene que ser buena cosa aunque duela.

betelu dijo...

No se si para Jesús tenían dignidad o no, pero creo que para gran parte de la jerarquía de la Iglesia Católica, esa que hace misas por la familia en Madrid, no tienen ni nombre ni dignidad. Gracias a Dios también hay gente en esa confesión que se salva, como el autor del comentario, creo que de una lucidez impresionante.

joseba zabalza dijo...

Desde luego que la Iglesia de aquí no tiene nada que ver con la Iglesia de la liberación. Por eso ha estado tan perseguida, entre ellos el padre Jon Sobrino. Aquí al contrario, casi siempre con el poder de la mano.